mayo 2nd, 2010
Publicada por alejandra
1810 – 25 de mayo – 2010
200 AÑOS DE HISTORIA
Durante 300 años los españoles tuvieron el poderío en América. De diferentes maneras se aseguraron el beneficio en esa relación, apoderándose de riquezas, tierras y personas.
Con el comienzo del siglo XIX los aires de libertad llegaron hasta los criollos, hechos como la Revolución Francesa impulsaron la decisión de poner punto final a la dominación y abrir puertas a un camino hacia la libertad.
No fue tarea fácil cambiar, desprenderse de cánones establecidos, soportar la incertidumbre de no conocer los resultados de la lucha emprendida, pero sus voluntades eran férreas y ese trayecto iniciado tuvo frutos. Conseguimos ser una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópolis, por lo menos esos dicen los libros de historia.
¿Lo conseguimos realmente? Sería un buen momento para medir el grado de libertad del que disponemos, podríamos preguntarnos en qué medida las exigencias sociales, la moda, el consumismo, la opinión de los demás, disminuyen nuestra capacidad de sentir, optar o expresarnos.
Deberíamos asumir que la libertad no es solo poder decidir, es también la posibilidad de luchar por nuestros derechos y es la responsabilidad de hacernos cargos de nuestras obligaciones.
Tenemos que ser capaces de analizar los mensajes que nos llegan para despejar las mentiras casi verdaderas, las imposiciones, las improvisaciones y cambiar el rumbo de este maravilloso país para que la supervivencia de muchos, el desdén de los poderosos, la ausencia de criterio de los gobernantes, la falta de ética de la mayoría, no se naturalicen.
Estamos inmersos en una gran problemática social y quizá nos falte el coraje y la valentía de aquel sector criollo que quería sacar para siempre, y de una vez por todas, a los españoles del poder.
Ya basta de tolerancia a la mediocridad y a la falta de respeto por el otro. Que estos 200 años nos sirvan para avivar nuestra deteriorada argentinidad y volvamos a reunirnos en las plazas buscando afianzar nuestra libertad. Profesora Lucía Crescimbeni
